¿Sabías que tu postura afecta directamente a la presión de tu suelo pélvico?
- satoricentroes
- 29 oct
- 4 Min. de lectura
Cuando pensamos en mantener una buena postura, normalmente lo asociamos con cuidar la espalda, prevenir contracturas o evitar el dolor cervical. Sin embargo, pocas personas son conscientes de que la postura también influye directamente en la salud del suelo pélvico.Sí, la forma en la que te sientas, caminas o respiras puede afectar el equilibrio de presiones internas que sostiene a los órganos pélvicos y, con el tiempo, contribuir a la aparición de disfunciones como pérdidas de orina, prolapsos o dolor pélvico.
En este artículo te explicamos por qué la postura es clave para el buen funcionamiento del suelo pélvico, cómo mantener una alineación adecuada y qué beneficios tiene la fisioterapia de suelo pélvico para prevenir o corregir estas alteraciones.

El suelo pélvico: mucho más que un grupo de músculos
El suelo pélvico es un conjunto de músculos, fascias y ligamentos situados en la base del tronco que actúan como un auténtico “sostén” de los órganos pélvicos: vejiga, útero, recto e intestinos. Su función principal es mantener estos órganos en su posición correcta, permitir la continencia urinaria y fecal, y participar activamente en procesos como el parto o las relaciones sexuales.
Estos músculos no trabajan de forma aislada: están en constante relación con el diafragma torácico, la musculatura abdominal profunda y la columna vertebral. Todo el sistema se coordina a través de la presión intraabdominal, que debe estar equilibrada para que cada estructura cumpla su función sin sobrecargarse.
Cómo influye la postura en el suelo pélvico
Cada vez que adoptamos una postura incorrecta —ya sea encorvándonos, sentándonos de forma colapsada o manteniendo una mala alineación corporal— estamos alterando el reparto natural de las presiones dentro del abdomen.Cuando esta presión no se distribuye de manera equilibrada, el suelo pélvico recibe un exceso de carga y, con el tiempo, puede debilitarse o tensarse en exceso.
Algunos ejemplos comunes:
Postura encorvada o “hundida”: el diafragma no puede moverse libremente, la respiración se vuelve superficial y aumenta la presión hacia la pelvis.
Exceso de curvatura lumbar (hiperlordosis): el suelo pélvico se tensa de forma constante, dificultando su capacidad de contracción y relajación.
Postura en sedestación prolongada: pasar muchas horas sentado comprime directamente los músculos del periné, dificultando la circulación y el tono adecuado.
Respiración torácica o contenida: el diafragma y el suelo pélvico trabajan en sincronía; si uno se bloquea, el otro también pierde funcionalidad.
En resumen, una postura incorrecta provoca desequilibrios musculares y presiones innecesarias que afectan a la salud del suelo pélvico, tanto en hombres como en mujeres.
Consecuencias de una mala postura sobre el suelo pélvico
Con el paso del tiempo, mantener hábitos posturales inadecuados puede derivar en diversas alteraciones o patologías:
Incontinencia urinaria o fecal: debilidad del suelo pélvico por exceso de presión abdominal.
Prolapsos (descenso de órganos pélvicos): desplazamiento de vejiga, útero o recto por pérdida de soporte muscular.
Dolor pélvico crónico: tensiones musculares mantenidas que impiden una correcta función neuromuscular.
Disfunción sexual: tanto el exceso de tono como la falta de fuerza del suelo pélvico pueden generar molestias o disminución de la sensibilidad.
Problemas de espalda y lumbalgias recurrentes: la relación entre core y suelo pélvico es directa; cuando uno falla, el otro compensa.
Una buena educación postural y el trabajo de fisioterapia de suelo pélvico pueden prevenir estas complicaciones y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
Cómo mejorar la postura para cuidar el suelo pélvico
Cuidar tu suelo pélvico empieza con algo tan sencillo (y tan importante) como mantener una postura corporal adecuada en tu día a día. Algunos consejos prácticos:
Mantén una alineación natural: cabeza, hombros, pelvis y pies deben formar una línea vertical equilibrada.
Evita el abdomen “hundido” o “metido hacia dentro”: esta acción aumenta la presión sobre la pelvis. En lugar de ello, activa suavemente la faja abdominal profunda.
Practica una respiración diafragmática: al inspirar, el diafragma desciende y el suelo pélvico se relaja; al exhalar, ambos ascienden.
Muévete con frecuencia: evita pasar demasiadas horas sentado. Levántate, camina y realiza estiramientos.
Haz ejercicios específicos: un fisioterapeuta especializado puede enseñarte ejercicios de reeducación postural global y activación del suelo pélvico, como los hipopresivos o el trabajo con control respiratorio.
Pequeños cambios posturales pueden generar grandes beneficios en la salud del suelo pélvico.
El papel de la fisioterapia de suelo pélvico
La fisioterapia de suelo pélvico es la disciplina encargada de evaluar, prevenir y tratar las disfunciones del periné. El fisioterapeuta especializado realiza una valoración completa del estado muscular, la postura, la respiración y la coordinación abdominal.
A partir de esa valoración, se diseñan tratamientos personalizados que pueden incluir:
Técnicas manuales para liberar tensiones.
Ejercicios de reeducación postural y respiratoria.
Fortalecimiento del suelo pélvico y la faja abdominal profunda.
Educación sobre hábitos posturales, evacuatorios y de movimiento.
Este abordaje no solo mejora la función del suelo pélvico, sino que también ayuda a prevenir problemas futuros relacionados con el embarazo, el parto, el envejecimiento o el deporte.
Beneficios de cuidar la postura y el suelo pélvico
Adoptar una buena postura y realizar fisioterapia de suelo pélvico de manera preventiva ofrece múltiples beneficios:
Mejora la estabilidad y el equilibrio corporal.
Reduce el riesgo de incontinencias y prolapsos.
Favorece la correcta función respiratoria y digestiva.
Disminuye dolores lumbares y tensiones musculares.
Aumenta la conciencia corporal y el bienestar general.
Cuidar la postura es una forma sencilla y efectiva de invertir en tu salud pélvica y en tu calidad de vida.
Conclusión
Para cuidar de tu suelo pélvico, empieza por cuidar tu postura.Una buena alineación corporal, una respiración consciente y la ayuda de un fisioterapeuta especializado pueden marcar la diferencia entre un suelo pélvico fuerte y uno sobrecargado.Recordemos que no solo se trata de estética o de mantener la espalda recta: tu postura influye directamente en la presión interna de tu abdomen y, por tanto, en la salud de tu suelo pélvico.
Dedicar tiempo a aprender, moverte de forma consciente y corregir tus hábitos posturales es una inversión que tu cuerpo agradecerá hoy y en el futuro.




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